martes, 14 de diciembre de 2010

DÍA 4 Cisterna de la Basílica y Mezquita de Sulemaniye

Cisterna de la Basílica

No nos encontramos demasiado bien, así que decidimos tomárnoslo con calma. Visitamos la Cisterna de la Basílica (10 TL), que queda prácticamente al lado del Hotel Le Piano,y de Santa Sofía.

Es una visita breve, pero interesante. Recomiendo ir a primera hora, cuando el resto de la masa turística estará en Santa Sofía, Topkapi o la Mezquita Azul (todo en los alrededores), y el interior es muy tranquilo, y fresquito. Hay una serie de pasarelas, casi al nivel del agua, por donde se puede caminar entre las más de 300 columnas (la cisterna tiene el tamaño de una catedral) traídas de templos paganos de Anatolia. Dos de estas columnas tienen en su base tallada la cabeza de Medusa; estos bloques están orientados (según dice la tadición) hacia los lados y boca abajo con el fin de anular los poderes de la mirada de Medusa, que deja petrificado a quien osa mirarla
.

Luego, caminando hacia el Gran Bazar por Divan Yolu Caddesi se puede ver la Columna de Constantino (conmemora la declaración de Bizancio como nueva capital del imperio romano) y hacemos una primera incursión en el Gran Bazar. Es sorprendente puesto que está cubierto y relativamente limpio y ordenado, poco que ver con el de Marrakesh.
El bazar está dividido por zonas: alfombras, cuero, joyerías y muchas imitaciones.
Estuvimos poco tiempo porque decidimos reservar un día entero para el Gran Bazar y el Bazar de las Especias.












Al lado del bazar está la Universidad, que en otro tiempo fue el Ministerio de Defensa. Atravesando la puerta árabe entras en los jardines de la Universidad, muy tranquilos y fresquitos para descansar un rato y contemplar la Torre de Beyazit, antigua torre de vigilancia de incendios, y nos dirigimos a ver una mezquita afamada, la de Suleymaniye pero lamentablemente sigue en obras.
Mezquita de Sulemaniye



En la Mezquita de Sulemaniye sólo pudimos visitar los mausoleos, que no están en obras, donde están enterrados, entre otros, Suliman I y su esposa Roxelana. Otro ejemplo de un pequeño cementerio turco, aunque en este caso cuenta además con los mausoleos que hemos comentado y a cuyo interior se puede acceder.

Comemos pollo a la parrilla con arroz justo enfrente, bastante bueno y muy barato. Había menús por 5 liras pero no nos atrevemos con el youghourt, ensalada... Todo el mundo nos había advertido que no probáramos agua del grifo ni ensaladas o cosas por el estilo...


Después nos relajamos en un bar que está en un patio en la esquina de la mezquita, creemos que en el edificio que se diseñó como cocina pública, para servir comida a los pobres . Altamente recomendable, tranquilo y al estar unos metros por debajo y tener fuentes, muy fresquito.


Una vez descansados nos dirigimos hacia la zona del acueducto, que no llegamos a ver. En lugar de eso dimos un paseo por los alrededores, visitando la Mezquita Sehzade y los alrededores de la zona. Personalmente, fue una de las mezquitas que menos me impactó, aunque a la hora de visitarla no había casi turistas y se agradece poder disfrutar algo de manera más "auténtica"; además del correspondiente cementerio tiene unos jardines muy agradables.


El resto del paseo consistió en visitar las calles que van de una mezquita a otra, mucha tranquilidad y muchas casas típicas otomanas.

Volvemos al hotel y decidimos cenar en el parque entre la Mezquita Azul y Sta.Sofía, el sitio que más nos gustó de Estambul. Se está tranquilo, hay muchas familias turcas sentadas en el césped relajándose, bebiéndo té (chái, chái, chái gritan los vendedores) y muy buen ambiente. Las vistas de noche, espectaculares.

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